¿Qué significa el ‘bono basura’ y por qué México se acerca peligrosamente?
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Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de México a “BBB-“, dejándola a solamente un escalón de perder el grado de inversión.
Luego de 18 años de que México lograra el ansiado grado de inversión que le permite, como a todos los emisores que lo tienen, acceso a los mercados globales de capital con tasas preferentes y que los inversionistas lo consideren como destino seguro, el país se acerca peligrosamente al grado “especulativo” y/o “basura”.
El pasado 15 de abril, Fitch Ratings rebajó la calificación crediticia de México a “BBB-“, dejándola a solamente un escalón de perder el grado de inversión y ser considerada la deuda de México como ‘bono basura’.
La tarea de las agencias calificadoras de valores es proporcionar a los inversionistas públicos y privados de un país, o del mundo, elementos para tomar decisiones de inversión. Las calificaciones que emiten no son infalibles, pero sí tienen cierto grado de certidumbre incluso en un contexto de elevada volatilidad como en el que vivimos actualmente.
Lamentablemente, México ha perdido terreno en est e sentido por el recorte a la calificación de su deuda soberana por parte de estos organismos, de hecho,su calificación se acerca peligrosamente a la categoría de “especulativa”para no llamarla más despectivamente ya que en la comunidad financiera internacional este tipo de calificación también se le suele denominar como “basura”.
De perder el llamado grado de inversión, los efectos para el país serán varios, todos por supuesto negativos, lo que desde luego también hará más complicada la recuperación para la economía mexicana ya de por sí considerada como la que más resultará afectada en Latinoamérica de entre las grandes economías de la región.
Pero, ¿cómo asignan categorías las agencias calificadoras de valores y cuál es la relevancia de estas?, expliquemos brevemente para poder comprender los costos que tendría para el país la degradación de su deuda.
Las compañías que califican la calidad de la deuda emitida por una empresa ubican a los emisores en dos grandes grupos: los que tienen grado de inversión y los que tienen grado especulativo. Aquellos que tienen grado de inversión han aportado elementos e información a los mercados financieros que permiten anticipar que el cumplimiento del pago de su deuda más intereses es altamente probable, existen herramientas que dicen que el país o empresa tendrá un desempeño financiero y económico adecuado que les permitirá cumplir con sus compromisos financieros.
Por el contrario, los emisores con grado especulativo han aportado elementos contrarios, es decir, existen en los mercados niveles de incertidumbre suficientes para determinar que hay probabilidades de que no cumplan con el pago de sus compromisos financieros.
Estos emisores con grado especulativo tienen incluso varios niveles, los hay desde aquellos que tienen cierto nivel de certidumbre, hasta los que de plano tienen nulas probabilidades de pagar, los emisores de los llamados “bonos basura“. Lamentablemente la distancia entre unos y otros es mínima, por eso muchas veces a la denominación “especulativa” y “basura” se le suele considerar como similar.
La calificación de las agencias de valores puede resumirse en lo siguiente: aquellos emisores (empresas o gobiernos federales, estatales, municipales), que tienen certeza respecto a la capacidad de pago de sus compromisos financieros, y los que son potencialmente insolventes, es decir, pueden dejar de pagar y/o cumplir con sus obligaciones financieras. En palabras más coloquiales, unos son los “buenos pagadores” y otros son los que pueden caer o están en quiebra.
Concretamente, el hecho de que la calificación de la deuda de un emisor baje de grado de inversión a grado especulativo tiene dos fuertes implicaciones: Aumento en el costo de financiamiento para el emisor en los mercados locales, así como una mayor dificultad para poder acceder a los mercados.
Es decir, los emisores deben pagar mayor tasa de interés por su deuda, de ahí que estos bonos también se le suelen denominar “bonos de alto rendimiento” o High Yield en inglés; no significa que no haya inversionistas para este tipo de bonos, pero sí es necesario que el emisor pague un mayor costo por el riesgo que representa.
En el caso de un país, el aumento en el costo de financiamiento impacta directamente en sus finanzas públicas porque deben destinarse mayores recursos para el cumplimiento de estos compromisos y eso distrae dinero que puede destinarse para impulsar el desarrollo, generándose un círculo vicioso.
Ademas, en los mercados financieros y entre los inversionistas existen reglas no escritas que son muy relevantes; una de estas reglas señala que si al menos dos agencias calificadoras de valores de las 3 más importantes que existen en el mundo (Fitch Ratings, S&P y Moodys), no otorgan grado de inversión a una emisión de deuda (soberana o corporativa), no se deben realizar inversiones en esas emisiones y si ya existen lo mejor es “salirse” de ell as lo más pronto posible.Como señalamos, desde luego que existen inversionistas dispuestos a direccionar sus recursos, pero a cambio de una mayor tasa de interés.
¿Cuánto pagan demás los emisores de deuda especulativa y/o basura?, No existe desde luego un número fijo ni una regla escrita, pero algunos cálculos de casas de análisis como Credit Suisse, señalan que los bonos especulativos deben pagar al menos 3 veces más de lo que otorga un bono con grado de inversión, para ser atractivo a los ojos de algunos inversionista. Desde luego que todo es muy relativo y depende de lo que pidan los dueños del dinero al medir el grado de riesgo. Para las finanzas de un país, caso de México, el pago de 3 veces más de su costo actual significaría miles de millones de pesos adicionales en pago de intereses para el cumplimiento de sus obligaciones, recursos que de algún lado deben salir.
Sí es posible hacer calificaciones y proyecciones en este momento
Las agencias de calificación crediticia son organismos de gran influencia económica a nivel mundial se quiera o no, y sin que sean infalibles, su trabajo es profesional. Por eso, cuando se dice que en este momento no es posible hacer proyecciones ni análisis, y mucho menos se pueden realizar calificaciones de emisiones de deuda por el “caos” que impera en el mundo, es justamente lo contrario.
En este momento sí se pueden hacer análisis y proyecciones porque los inversionistas los necesitan como nunca; es muy importante señalar que son proyecciones y análisis profesionales en su inmensa mayoría, no son trabajos d e un vidente ni sustentados en los astros, sino en las evidencias que existen en los mercados y en la comunidad financiera internacional.
México se acerca peligrosamente a la calificación “especulativa” y/o “basura” de su deuda; de suceder, el costo financiero será mayor, habrá una reticencia de los inversionistas del mundo y también de los nacionales, para invertir en proyectos locales y por más que se quiera impulsar el desarrollo con recursos propios, será poco menos que imposible porque México es un país que requiere flujos de inversión constantes, es un país deficitario en este sentido. Pero no se trata solamente de inversiones en mercados financieros, esta calificación crediticia otorgada por las agencias de valores también sirve para determinar inversiones de largo plazo y productivas para el país, la llamada inversión fija, que no sale tan fácilmente de un territorio, pero tampoco entra con facilidad, mucho menos si no tiene grado de inversión.
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